


Ignacio Galiano inició una huelga de hambre 'indefinida' en su lugar de detención
Policiales y Judiciales07/06/2025


El abogado viedmense Ignacio Galiano, actualmente detenido en Jujuy tras haber sido acusado por abuso sexual a una empleada de su despacho, inició una huelga de hambre y realizó serias denuncias contra el sistema carcelario.
Si bien dijo estar absolutamente incomunicado, el anuncio fue realizado a través de las redes sociales, con cuentas a su nombre.
La comunicación señala textualmente:
Mi nombre es Ignacio Javier Galiano. Escribo estas palabras desde el infierno. Desde el lugar donde el Estado argentino entierra vivos a los que se atreven a decir la verdad. Estoy secuestrado por el Servicio Penitenciario Federal (SPF) en la Unidad Penal Nº8 de San Salvador de Jujuy, en condiciones que no pueden ni deben existir en ningún rincón del mundo. Lo que estoy viviendo no es una detención: es una tortura sistemática, constante, meticulosa, planificada, con la complicidad de las autoridades nacionales, bajo el mando del director Sarmiento, un verdugo con uniforme y total impunidad, con el respaldo del silencio oficial y de una política de “seguridad” que legitima la tortura.
Estoy encerrado en “Buzones”, el área de castigo, en aislamiento absoluto, sin haber cometido falta disciplinaria alguna. Soy el único preso en Argentina encerrado allí sin causa, sin sanción, sin fundamento legal. Esto es una práctica de exterminio psicológico y físico. Me tienen en aislamiento total. Los celadores tienen terminantemente prohibido hablarme. Nadie puede dirigirme la palabra. No me miran. No existo. ¿Qué creen que va a pasar si alguien me dice “buen día”? ¿Qué me voy a fugar con un saludo? No. Lo que pasa es que el sistema no tolera que alguien como yo siga hablando.
No me permiten comunicarme con nadie. No tengo derecho a recibir llamados. (No tengo un numero para que me llamen). El único teléfono habilitado funciona, con suerte, cuando Dios quiere, funciona solo con tarjetas prepago que mi madre tiene que comprar a precios imposibles, porque el llamado con el 19 está bloqueado. Es decir, mi familia, mis hijos, mis amigos no pueden hablar conmigo. Estoy completamente aislado del mundo exterior. Me están desapareciendo sin sacarme del mapa.
Llevo casi cuatro años preso por una causa armada, por una falsa denuncia de abuso. Estoy procesado, no condenado, pero me han convertido en un trofeo. Un ejemplo de lo que pasa cuando te atrevés a denunciar la corrupción del Servicio Penitenciario Federal, que no es solo corrupción: es una asociación criminal enquistada en las cárceles federales, donde los verdaderos monstruos —narcotraficantes, violadores, pedófilos— son protegidos, beneficiados, premiados. Y en lugar de respetar mis derechos, me han tenido de traslado en traslado, como castigo por no haberme callado, por haber expuesto la podredumbre del sistema penitenciario argentino.
YO hice las denuncias que motivaron los allanamientos en Rawson (Chubut) y Santa Rosa (La Pampa), donde se comprobó la existencia de narcotráfico y redes de pedofilia dentro de las cárceles. TODAS esas denuncias y los allanamientos dieron resultado positivo. Pero en lugar de ser protegido, yo fui castigado.
Me encerraron en mi celda casi 4 meses, sin poder salir, sin baño, sin acceso al patio, sin contacto con nadie. Eso se llama estar “engomado”. Estaba así porque mi vida corría peligro por haber expuesto a los verdaderos delincuentes. Luego me trasladaron a Senillosa, Neuquén, donde estuve dos meses y medio, hasta que me volvieron a trasladar a Jujuy, y desde entonces, estoy en aislamiento total, completamente incomunicado, enterrado en vida.
Me tienen en una celda infestada de ratas, cucarachas, materia fecal, humedad. Duermo tiritando, con ropa mojada, sin abrigo. Me humillan, me insultan, me desprecian todos los días. Me tratan como si yo fuera el peor criminal. Pero los verdaderos monstruos tienen informes positivos, salidas transitorias, beneficios, visitas privilegiadas, y hasta protección. ¿Por qué? Porque son parte del negocio. Porque el SPF es cómplice.
Y yo soy el malo. Yo soy el que merece morir en el encierro. ¿Por qué? Porque me atreví a denunciar la verdad. Porque toqué los intereses de la mafia carcelaria. Porque señalé cómo el Estado protege delincuentes a cambio de silencio.
Todo esto ocurre con el aval tácito de director nacional del servicio penitenciario federal, quien ha convertido al SPF en una máquina represiva sin control. Bajo su política, la tortura se volvió política de Estado. Y yo, como muchos otros, estoy siendo aniquilado lentamente, a la vista de todos.
Por eso hoy comienzo una huelga de hambre indefinida. Porque esto no es vida, es castigo, es tortura planificada. Prefiero morir peleando antes que seguir viviendo así, indignamente.
Hago un llamado desesperado a los medios de comunicación, a organismos de derechos humanos, a Amnistía Internacional, a la Defensoría del Pueblo, a Naciones Unidas. A todo aquel que tenga aún un poco de humanidad. Que escuche este grito. Que no me dejen morir. Que no me dejen solo.
Yo no pedí privilegios. Yo pedí justicia.
Y por eso me están matando.
Solicito audiencia con la Ministra de seguridad de la Nación Patricia Bullrich por lo expuesto
Dejo el Teléfono de mi madre Josefa Granada 02920582862



















