GNL en Río Negro: la mentira tiene patas cortas

Opinión02/05/2025 Por Mario Sabbatella (*)
patas cortas
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Hace menos de un año, el gobierno de Río Negro anunciaba con bombos y platillos que la instalación de la planta de Gas Natural Licuado (GNL) en la provincia generaría 10.000 puestos de trabajo y una inversión de 40.000 millones de dólares.
Estas afirmaciones fueron publicadas en la propia página oficial del gobierno.

Según esos anuncios oficiales:

– La inversión total alcanzaría los 40.000 millones de dólares.
– Se generarían entre 2.000 y 3.000 empleos directos, más 7.000 indirectos.
– La construcción de la planta sería en Sierra Grande, pero los beneficios se extenderían hasta Viedma.
– Viedma se vería beneficiada con inversiones en el área de servicios y la creación de numerosos empleos (conforme a los dichos de las propias autoridades municipales).

De hecho, en la capital provincial, el oficialismo impulsó la declaración de beneplácito celebrando las obras y la magnitud de las inversiones que llegarían a la región.

Desde el bloque PAR Viedma advertimos a tiempo sobre los riesgos que esto implicaba: jugar con falsas expectativas. 

También advertimos sobre el riesgo de un modelo puramente extractivista. Claramente dijimos que nada justificaba transformar a nuestra provincia en una “manguera regalona” de nuestros recursos, como finalmente sucederá ahora: sin industria, sin planta, sin valor agregado, solo extracción y exportación de recursos.

En su momento fuimos claros: cuando este proyecto se trató en el Concejo Deliberante —específicamente la declaración de beneplácito— acompañamos la iniciativa porque entendimos que no correspondía oponerse a una obra que, en principio, podía significar desarrollo para la región. Sin embargo, acompañamos con advertencias concretas de que no seríamos  parte de la generación de una nueva falsa expectativa, ni que se repitiera una nueva desilusión como ya había ocurrido con Lahusen y la Tomatera. 

Tampoco nos callamos cuando se planteó la adhesión al RIGI. Fuimos claros y advertimos con precisión que ese régimen perjudicaba gravemente los intereses de nuestra provincia, profundizando la entrega de nuestros recursos estratégicos y eliminando controles.

Hoy, la cruda realidad nos marca que:
No habrá planta. No habrá megaobra. No habrá los empleos prometidos.
El proyecto se redujo a una simple conexión de gasoducto a barcos, un esquema menor que no generará ni una fracción de lo prometido.

A esto se suma que el gobierno provincial, con Weretilneck a la cabeza, apoyó la adhesión al RIGI, un régimen que entrega las riquezas naturales al capital extranjero a costa de los intereses locales.
Tal como lo advirtió en su momento nuestra concejala Vanessa Cacho Devincenzi, el RIGI profundiza la entrega de nuestros recursos estratégicos y elimina controles.

Lo más grave es que ahora, con total liviandad, el gobernador Alberto Weretilneck declara que “nunca se prometió hacer la planta”.
Como si las declaraciones, los anuncios oficiales y las expectativas que ellos mismos generaron nunca hubieran existido.

La realidad es clara:
Usaron una promesa falsa para justificar decisiones políticas, como la adhesión al RIGI, y para manipular la expectativa de miles de rionegrinos.
Hoy esas promesas se caen solas.
No hay planta. No hay inversión. No hay trabajo. Solo mentiras.

Desde PAR Viedma lo dijimos antes. Y hoy se confirma.
Basta de engañar a la gente.

(*) Secretario General PAR Viedma

MARIO SABBATELLA

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