Derribando estigmas: El abuso no nace de la diversidad

Opinión19/04/2025 Por Andrés Alvarenga (*)
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En todas partes, una y otra vez, se reactiva una asociación tan perversa como peligrosa: la que vincula identidades LGBTIQ+ con la pedofilia. Lo vimos recientemente, con la historia de Lisy Tagliani puesta en el centro del espectáculo mediático, y lo vemos también cada vez que se insinúa, sin pruebas ni respeto, que detrás de una identidad disidente puede esconderse un abusador.

Frente a eso, quiero ser claro: más allá del devenir judicial de cualquier causa, lo que debe preocuparnos ahora es cómo desactivamos esa conexión automática y brutal entre nuestras identidades y el abuso. Porque no solo es falsa. Es profundamente injusta.

No somos abusadores por ser LGBTIQ+. De hecho, en demasiados casos, fuimos víctimas. Víctimas en nuestras infancias, en nuestras adolescencias, marcadas por el abuso, la violencia y el intento sistemático de corrección. Por ser gays, lesbianas, trans, muchas veces fuimos violentados. Se nos quiso enderezar. Se nos culpó por existir. Se nos impuso el dolor como castigo a una diferencia que el mundo se negaba a aceptar.

La narrativa es exactamente al revés de la que se instala. Estadísticamente, culturalmente, históricamente las infancias disidentes han sido objeto del abuso, no su causa. Y ese daño dejó marcas irreparables en muchos de nosotros.

Ya basta. Exijamos que la discusión pública deje de repetir discursos de odio con apariencia de preocupación. Y sobre todo, defendamos nuestras identidades de la mentira que pretende volver a criminalizarlas.


(*) activista LGBTIQ+ y Presidente Igualdad Rio Negro

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