Un edificio faraónico para la foto, abandono para los afiliados
Mientras los funcionarios provinciales de Río Negro siguen en modo campaña barata, mostrándose sonrientes frente al nuevo y faraónico edificio del IPROSS, los afiliados seguimos sufriendo las consecuencias del abandono y la desidia. Más de 4.000 millones de pesos —sí, cuatro mil millones— gastados en una obra que tardaron siete años en terminar, pero que no resolvió ni un solo problema de fondo del sistema de salud que supuestamente deberían administrar.
Afuera, en la realidad que ellos no pisan, falta cobertura de medicamentos, no hay ninguna modernización del sistema, y se pagan $3.800 en forma presencial y en papel para autorizar una práctica. Se abandonan a las personas con discapacidad, negándoles incluso las prestaciones básicas. Además, te cobran un plus por todo: desde una resonancia o una placa, hasta un simple turno, por ejemplo, un ginecólogo te cobra entre 15 y 25 mil pesos.
En localidades como Cinco Saltos, directamente no hay cobertura, y los afiliados deben trasladarse a Cipolletti para recibir atención.
¿Ese es el modelo de salud que defienden? ¿Esas son las prioridades de un gobierno que se saca fotos con ladrillos mientras la gente no puede acceder a un tratamiento básico?
Y si deciden invertir en mejoras edilicias, háganlo en todas las sedes del IPROSS de la provincia, para todos los empleados. No sólo en Viedma, para que estén cómodos los directores. La salud es un derecho, no un privilegio de quienes manejan el presupuesto.
Los afiliados pagamos nuestros aportes religiosamente, todos los meses. No merecemos que los recursos se destinen a embellecer oficinas para las autoridades de turno mientras se recorta la cobertura médica a quienes realmente lo necesitan.
Dejen de hacer circo. Pónganse a gobernar.
Porque la salud no se mide en metros cuadrados, sino en derechos garantizados.
(*) Legislador Provincial